SI LAS PRUEBAS, TE CONVIERTES

Me parece que este anuncio es realmente bueno porque pienso que nadie que lo haya visto lo ha olvidado, todos asociamos la palabra “vegetariano” a este spot o sabemos perfectamente de que anuncio está hablando alguien cuando habla del “anuncio de los vegetarianos”. Quiero decir con esto que la marca, Campofrío, consigue en un buen posicionamiento y por supuesto, también notoriedad, ya que es diferente a los demás, no solo por la originalidad del contexto y lo logrados que están los personajes físicamente y los comentarios que hacen con términos propios de la jerga vegetariana (hamburguesa de tofu, escalope de soja,…)

Me parece muy interesante el momento en el que llegan a la sección de Charcutería, se cogen de la mano como una familia, reforzando así el valor de la misma: la familia está siempre ahí, sobre todo en las situaciones difíciles o cuando vamos a hacer algo que no habíamos hecho antes, como apoyo. Aquí las Finissimas de Campofrío se identifican con algo tan sumamente bueno que hasta la madre que un principio se niega a que su hijo tome carne, le dice “si vas ha hacerlo, hazlo bien”, dando a entender que no todo el jamón es el mismo, que las finissimas tienen algo que no tienen las demás.  El momento en el que al joven se le saltan las lágrimas probándolas está muy logrado, aquí se remarca, otra vez, lo bueno que debe estar este jamón.

Campofrío usa desde mi punto de vista, un buen slogan, que juega con valores muy actuales: “Si las pruebas, te conviertes”, entre estos valores están la religión y la tentación. El slogan te reta a probarlas, te tienta. Pienso que en la actualidad esto está muy presente, el consumismo, las experiencias, el “llegar a todo”, es algo que caracteriza a la sociedad, todos alguna vez nos dejamos llevar por estas tentaciones y de alguna forma nos creemos que probando todo, somos mejores, más modernos o “mas guays”. Por otro lado, la religión, vivimos en una sociedad extremista, o se le ataca o se está a favor.

Después de esta tentativa de Campofrío, ¿habrá vegetarianos que no sueñen con las finíssimas?

Por: Raquel Atero Moreno